70 años de historias | Viviana Fagúndez
Para celebrar nuestro septuagésimo aniversario, en 2018 documentamos siete historias de siete colaboradores que nos han ayudado a impulsar el crecimiento de ATMA en los últimos 70 años.
Te invitamos a conocer la historia de Viviana Fagúndez.
En los diez años que llevo trabajando en la empresa siento que crecí mucho. Yo siempre quise progresar y salir adelante porque me gusta avanzar, y ATMA es una empresa que siempre apuesta a más y que te da esas posibilidades.
Entré como operaria de la fábrica cuando tenía 22 años. En ese momento era la más chica del lugar y estaba rodeada de un montón de compañeros que se conocían desde hacía años. Allí una operaria que llevaba mucho tiempo en la empresa fue la que me enseñó todo: cómo ser prolija, mantener un orden en las máquinas, manejarme con las planillas de trabajo. Lo que más recuerdo de ese trabajo es que era muy dinámico, siempre estaba trabajando rápido al costado de la máquina.
En el correr de esos años yo vi que ATMA tiraba para adelante, siempre apostaba a más, y decidí terminar el liceo y empezar la facultad. Trabajaba en el turno de la mañana y estudiaba de noche.
Cuando llevaba cinco años en la fábrica se abrió una vacante como recepcionista en las oficinas del centro y me ofrecieron el puesto. Me encontré también con un grupo de gente maravillosa. Todos me ayudaron, todos aportaron su granito de arena y así fui aprendiendo el trabajo, de a poco. Con el tiempo me dieron la posibilidad de pasar al área de proveedores y más tarde, cuando se jubilaba la cajera, me ofrecieron desempeñar esa tarea.
Yo no tenía una capacitación específica para las tareas que fui asumiendo, pero aprendí con el correr de los años. Primero hice un curso de recepcionista y cuando pasé a la caja me impulsaron desde la empresa a hacer dos cursos de auxiliar contable. Y también aprendí mucho de los profesionales que hay aquí, que me ayudaron en todo momento.
Poder crecer y avanzar me encanta. Por eso si se dan las oportunidades siempre estoy dispuesta a decir que sí, siempre y cuando sienta que puedo con eso que me están ofreciendo.
Han sido muchos cambios a lo largo de los años, pero yo creo que cuando es tu momento de emprender un camino nuevo te animás y lo hacés, te largás sin timidez. Y también de los errores se aprende. Si te equivocás en algo, lo corregís para que no vuelva a suceder, pero siempre que tenés ganas de progresar y te dan la posibilidad, te ponés manos a la obra.